La frontera del vino patrimonial



La frontera del vino patrimonial

Los ríos Itata y Bio-bío conformaron respectivamente la "frontera" natural entre españoles y mapuches durante el período colonial, poco a poco aquella línea se fue "corriendo" más al sur, pero aquello estructuró una compleja vida fronteriza que tras las décadas, más que luchas armadas, se convirtió en una compleja red de comercio entre estos dos mundos; el vino fue uno de los productos que dinamizó la economía fronteriza. 
De la misma manera, el territorio próximo a Concepción fue un polo de crecimiento importante durante el período colonial, atrayendo para sí, españoles que se ubicaban en lo más alto de la pirámide social, los historiadores indican que los soldados que servían a la corona, solicitaban tierras en el viejo Itata, lo cual, establecía que las tierras cercanas a la "provincia de Concepción", pertenecieron en su mayoría a españoles allegados en Chile y en menor medida, criollos. La mano de obra que allí se desarrolló, estuvo formada en torno al mestizaje, fueron las únicas labores que dieron sustento su vida, lo mismo fue ocurriendo con los mapuches que se aventuraron a interactuar en esta "nueva estructura de vida". 
La principal unidad económica del período era el campo (hacienda o los grandes fundos que con el paso del tiempo se fueron fragmentando) y, sus actividades giraron en torno a las siembras y cosechas (eran recursos rápidos), por lo que el trigo formó parte de los productos estrellas y paulatinamente, las viñas comenzaron a adornar los campos del centro-sur de Chile. Durante las labores, el uso de los diversos derivados de la uva, satisfacían el paladar de los trabajadores y los mejores mostos, quedaban reservados para los "patrones".
Paulatinamente, durante gran parte de la colonia, las cepas patrimoniales que llegaron junto a los españoles, ornamentaron las colinas y vegas de las "haciendas/fundos".  Aquellas parras abastecían las necesidades del Chile recientemente emancipado (las bodegas en las principales ciudades del país, incluyendo los puertos, evidenciaban una compleja red de comercio en torno al vino). Es así, como el Valle del Itata evidenció una clara notoriedad a nivel nacional, no había discusión de la calidad de sus vinos y mucho menos de la historia que adornaba su largo peregrinar. 
La incorporación de las cepas francesas en el Chile decimonónico marcó un antes y un después para las cepas patrimoniales, como ocurrió anteriormente con el pueblo mapuche (se levantó una frontera para establecer lo nuevo y lo bárbaro), de la misma manera, del  perquilauquén hacia el sur (entre el río mencionado y el río Maule nace una frontera entre las antiguas cepas patrimoniales y los nuevos viñedos franceses), se ubicaron las cepas patrimoniales y quedaron destinadas al largo caminar de su reconocimiento y, a pesar de ello, todo lo nuevo, se ubicaba del Maule hacia el norte, desplazando al Valle del Itata a ser una región olvidada. Si bien, la zona sur del Maule comparte en gran medida las cepas ancestrales, aquellos lares se reinventaron y fueron introduciendo poco a poco las cepas francesas (en Itata aquel proceso fue mucho más drástico, simplemente no se reinventaron y apostaron por seguir manteniendo las antiguas parras de pie y, quizás peor aún, quienes pudieron generar el cambio, no lo hicieron, quizás porque aventurarse a generar algo nuevo, traía consigo el miedo a fracasar), lo cierto es que las sociedad itateña hizo muy poco para generar el cambio y quienes apostaron por ello, no vieron buenos resultados a lo largo de los años (clima, capacidad de riego, agreste geografía muy diferente a las planicies del valle central, etc) 
Notoriamente nacieron dos mundos muy diversos y a la vez, distantes, por un lado tenemos el histórico valle que circundaba al gran Concepción, donde aún se mantuvieron en pie las cepas patrimoniales, y por otro lado, del Maule al norte se "afrancesaron" y ganó notoriedad los espectaculares resultados de las cepas que fueron introducidas a fines del siglo XIX. El mundo se arrodillaba ante "el vino chileno", el nuevo vino chileno.

Bacchus amat colles

 












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